“¡ Ah! La Barraca… Eso es algo muy serio.
Ante todo es necesario comprender porqué el teatro
está en decadencia. El teatro, para volver a adquirir su fuerza, debe
volver al pueblo, del que se ha apartado.”
-Entrevista
a Lorca per a la revista “Crítica”. Buenos Aires, 15 d´octubre de 1933-
“A primera vista, La Barraca
aparece en el paisaje español como algo insólito. Sin tradición, sin apoyo
académico de ninguna clase, este grupo universitario se lanza por los caminos
de España para llevar unas obras del teatro clásico español a pueblos y villas,
muchos de ellos jamás visitados por las compañías profesionales. Y sin embargo,
tan a tono estaba ese teatro ambulante con el paisaje y el momento, tan bien
entendían aquellos analfabetos campesinos el lenguaje de Cervantes y Lope, tan
lógico que un poeta y unos estudiantes acudieran a remediar abandonos
culturales, que lo asombroso era que la empresa no hubiera surgido antes”.
-Presentació efectuada per Rafael Martínez Nadal a
la Primera Edició del llibre “La Barraca. Teatro Universitario” de Luis Sáenz
de la Calzada. 1975-
El teatre de García Lorca està motivat per les inquietuds personals de
l'autor i, alhora, dominat per un desig didàctic, el mateix que va impulsar la
creació de la Barraca.
Una nit, a casa del seu gran amic el diplomàtic xilè Carlos Morla Lynch
i amb un grup d'amics, Lorca obri els dics del seu entusiasme i els fa partícips
d'un somni que li embriaga: la creació d'un teatre ambulant que recorreria els
amples camins d'Espanya i portaria a pobles i llogarets l'essència del teatre
clàssic espanyol, oferint a la gent entremesos, comèdies i drames només que
ells en lloc dels vells carromatos de les faràndules, portarien camions. La
idea va ser molt bé acollida pel Ministre d'Instrucció Pública, el rondeño Don
Fernando de los Ríos, protector del poeta i amic de la família García-Lorca.
La idea d'un teatre ambulant se li va ocórrer a Lorca després
d'assistir, en 1931, a una representació de “Don Juan Tenorio” desproveïda de
tota concepció imaginativa. Impulsat pel desig de salvar el teatre espanyol,
Lorca pensa en un teatre del poble i per al poble, lliure de les traves econòmiques
i artístiques del teatre comercial. Federico sabia la importància que tenia
presentar al seu públic obres que li digueren alguna cosa i que tingueren
sentit per a aquest.
El 6 de juliol de 1932 van començar els assajos en la Residència de
Senyoretes sota la direcció de Federico García Lorca i Eduardo Ugarte. Els
improvisats actors eren universitaris, de la Facultat de Filosofia i Lletres de
Madrid en particular. Aquell mateix mes van donar les primeres representacions
en la plaça de Burgo de Osma amb els entremesos cervantinos “La guarda
cuidadosa” i “La cueva de Salamanca”.
Va recórrer tota Espanya amb una estructura capaç per a 400 persones,
lleugera i que es podia transportar com una barraca. Els actors van funcionar a
l'estil dels antics còmics ambulants, la faràndula, representant entre les
gents senzilles les obres dels grans dramaturgs espanyols del passat,
especialment les de Lope de Vega i Calderón de la Barca. Com a reforç de la
idea d'un teatre del poble i per a aconseguir una major identificació amb el
públic, Lorca dissenya per a la seua companyia un uniforme consistent en un
mico blau fosc; així es donava a entendre que els actors eren tan treballadors
com a artistes. Actors, decoradors i altres membres del grup eren tots
estudiants, aficionats, ja que des del començament Lorca havia volgut eliminar
conscientment tot el que poguera sonar a teatre comercial. Lorca sempre va
parlar del caràcter modern i experimental de les seues produccions. Els actors
havien de dir els seus versos amb claredat, sense afectació, donant sentit als
seus moviments i gestos.
“Es admirable con qué aplicación, qué
inteligencia y qué unidad trabajan estos estudiantes. Difícilmente una compañía
de profesionales pudiera llegar a los resultados que ellos alcanzan. Y es que
además de inteligencia, comprensión, disciplina, ponen un entusiasmo magnífico
en su trabajo. No van a ganar un sueldo, sino a hacer arte”.
-“Luz” , Juan Chabás, Madrid, 3/08/1934-
“No, no me distrae de mi trabajo mi
labor en la Barraca. Yo sigo escribiendo y ocupándome de mi obra ¡si todo es lo
mismo! Todo viene a ser alegría de crear, de hacer cosas. Además, esta labor
mía en La Barraca es una gran enseñanza. Yo he aprendido mucho. Ahora me siento
un verdadero director”.
Amb l'experiència de la Barraca realitzava Federico una de les
seues més grans il·lusions i rebia un ensenyament que no estava en els llibres
ni en la universitat: la del poble.
LA BARRACA
-El carro de Tespis con motor
de explosión-
“¡ Ah! La Barraca… Eso es algo muy serio.
Ante todo es necesario comprender porqué el teatro
está en decadencia. El teatro, para volver a adquirir su fuerza, debe
volver al pueblo, del que se ha apartado.”
-Entrevista
a Lorca para la revista “Crítica”. Buenos Aires, 15 de octubre de 1933-
“A primera vista, La Barraca
aparece en el paisaje español como algo insólito. Sin tradición, sin apoyo
académico de ninguna clase, este grupo universitario se lanza por los caminos
de España para llevar unas obras del teatro clásico español a pueblos y villas,
muchos de ellos jamás visitados por las compañías profesionales. Y sin embargo,
tan a tono estaba ese teatro ambulante con el paisaje y el momento, tan bien
entendían aquellos analfabetos campesinos el lenguaje de Cervantes y Lope, tan
lógico que un poeta y unos estudiantes acudieran a remediar abandonos
culturales, que lo asombroso era que la empresa no hubiera surgido antes”.
-Presentación efectuada por Rafael Martínez Nadal en la Primera Edición del libro “La Barraca. Teatro Universitario” de Luis Sáenz
de la Calzada. 1975-
El teatro de García
Lorca está motivado por las inquietudes personales del autor y, a la vez,
dominado por un deseo didáctico, el mismo que impulsó la creación de La
Barraca.
Una
noche, en casa de su gran amigo el diplomático chileno Carlos Morla Lynch y con
un grupo de amigos, Lorca abre los diques de su entusiasmo y los hace
partícipes de un sueño que le embriaga: la creación de un teatro ambulante que
recorrería los anchos caminos de España y llevaría a pueblos y aldeas la
esencia del teatro clásico español, ofreciendo a la gente entremeses, comedias
y dramas sólo que ellos en lugar de los viejos carromatos de las farándulas,
llevarían camiones. La idea fue muy bien acogida por el Ministro de Instrucción
Pública, el rondeño Don Fernando de los Ríos, protector del poeta y amigo de la
familia García-Lorca.
La idea de un teatro ambulante se le ocurrió a Lorca después de asistir, en
1931, a una representación de “Don Juan Tenorio” desprovista de toda concepción
imaginativa. Impulsado por el deseo de salvar el teatro español, Lorca piensa
en un teatro del pueblo y para el pueblo, libre de las trabas económicas y
artísticas del teatro comercial. Federico sabía la importancia que tenía
presentar a su público obras que le dijesen algo y que tuvieran sentido para
éste.
El 6 de julio de 1932 comenzaron los ensayos en la residencia de Señoritas bajo
la dirección de Federico García Lorca y Eduardo Ugarte. Los improvisados
actores eran universitarios, de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en
particular. Aquel mismo mes dieron las primeras representaciones en la plaza de
Burgo de Osma con los entremeses cervantinos “La guarda cuidadosa” y “La cueva
de Salamanca”.
Recorrió toda España con una estructura capaz para 400 personas, ligera y que
se podía transportar como una barraca. Los actores funcionaron al estilo de los
antiguos cómicos ambulantes, la farándula, representando entre las gentes
sencillas las obras de los grandes dramaturgos españoles del pasado,
especialmente las de Lope de Vega y Calderón de la Barca. Como refuerzo de la
idea de un teatro del pueblo y para lograr una mayor identificación con el
público, Lorca diseña para su compañía un uniforme consistente en un mono azul
oscuro; así se daba a entender que los actores eran tan trabajadores como
artistas. Actores, decoradores y demás miembros del grupo eran todos
estudiantes, aficionados, ya que desde el comienzo Lorca había querido eliminar
conscientemente todo lo que pudiera sonar a teatro comercial. Lorca siempre
habló del carácter moderno y experimental de sus producciones. Los actores
tenían que decir sus versos con claridad, sin afectación, dando sentido a sus
movimientos y gestos.
“Es
admirable con qué aplicación, qué inteligencia y qué unidad trabajan estos
estudiantes. Difícilmente una compañía de profesionales pudiera llegar a los
resultados que ellos alcanzan. Y es que además de inteligencia, comprensión,
disciplina, ponen un entusiasmo magnífico en su trabajo. No van a ganar un
sueldo, sino a hacer arte”.
-“Luz” , Juan Chabás, Madrid, 3/08/1934-
“No, no me distrae de mi
trabajo mi labor en la Barraca. Yo sigo escribiendo y ocupándome de mi obra ¡si
todo es lo mismo! Todo viene a ser alegría de crear, de hacer cosas. Además,
esta labor mía en La Barraca es una gran enseñanza. Yo he aprendido mucho.
Ahora me siento un verdadero director”.
Con la experiencia
de La Barraca realizaba Federico una de sus más grandes ilusiones y recibía una
enseñanza que no estaba en los libros ni en la universidad: la del pueblo.
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